2018/12/24 | NIE

Sistiaga, Premio Federación Navarra de Ikastolas

La Federación Navarra de Ikastolas manifiesta su empeño en mantener contacto con los profesionales de la cultura y de las artes, poniendo en valor su actividad. Para ello, crea en 2012 el homenaje NIE a la personalidad meritoria. Es una distinción que carece de dotación económica y que lleva implícito el máximo reconocimiento de la federación, como símbolo de gratitud y muestra de respeto y admiración a las personalidades más destacadas. Este año recae en la figura de J.A. Sistiaga Mosso, creador donostiarra con una dilatada carrera artística que comenzó en la década de 1950.

Sistiaga (Donostia, 1932) ha dedicado sesenta años a la pintura hecha búsqueda, lirismo e inspiración en el mundo natural;explorando en los más intrincados espacios de la creación y la pedagogía del arte. Desde un comienzo de juventud en París, influenciado por el impresionismo, paso figurativo que más tarde le llevará a la abstracción en un intenso periplo por el mundo. Su carrera, dilatada y exitosa, incluye un enorme trabajo de investigación, en un juego creativo y gestual, con la abstracción y la naturaleza.

Miembro destacado del grupo GAUR (con Oteitza, Chillida, Arias, Mendiburu, Ruiz Balerdi, Basterretxea y Zumeta), en los años 60 presenta su obra en Donostia, París, Washington, Italia, Canadá, etcétera.

Pronto interviene en el mundo de la enseñanza, poniendo en práctica lo aprendido en París. También en el de la imagen, concretamente en el cine experimental, con una creación característica: el cine sin cámara, interviniendo en el celuloide, fotograma a fotograma, mediante la pintura manual. De esa manera surge una personalísima pintura en movimiento. Un excelente experimento plástico sin acompañamiento sonoro. De la luna a Euskadi(1968) y Ere erera baleibu izik subua aruaren(1970) son dos de sus producciones, la primera desaparecida. Ambas suponen un desafío burlesco a la censura. Subversión e inconformismo están muy presentes en dichos trabajos.

En 1972 participa en los Encuentros de Pamplona junto a otros 350 artistas españoles y extranjeros. Fue un evento del arte abierto al público, efímero y voluntarista. Muy valorado por las élites modernas de todo el mundo que, curiosamente, tuvo consecuencias paradójicas. Con escasa tradición local de vanguardia, aquel festival vino a ofrecer un panorama de los movimientos más avanzados de los años sesenta, que ya comenzaban a dar señales de confusión entre el hecho artístico y el ideológico. No obstante, hay que reconocer que su inopinada celebración y la aureola de modernidad que desprendió, no exenta de problemas con la dictadura y sus representantes en Pamplona, le confirieran el mérito de ser un hito pensado para activar el espacio público y comenzar a hacer cercano a la gente el arte de vanguardia en todas sus expresiones. Curiosamente, la obra que Sistiaga presentó fue adquirida por la coleccionista Mª Josefa Huarte, principal donante del Museo de la Universidad de Navarra, en cuyas salas hoy se expone.

Tal como dijera Néstor Basterretxea: “Sus pinturas alcanzan el nivel de los valores plásticos de las mejores obras del arte contemporáneo. (…) Lo primero que se puede decir de él es que, junto a Oteitza, Ruiz Balerdi y Reinaldo, es de los pocos artistas vascos que ha acudido vehementemente a la labor de enseñanza del arte”. Es precisamente ése el motivo más importante, expresado por su compañero del grupo GAUR, el que impulsa a la federación a ofrecerle este homenaje: su vinculación al mundo de la enseñanza de las artes de un modo abierto y vanguardista.

José Antonio Sistiaga había conocido en París -donde residió entre 1955 y 1961- el taller de pintura, que todavía existe, Académie du jeudi, que coordinaba Arno Stern. Inspirado directamente en aquella experiencia educativa, basada en la espontaneidad creativa del niño, Sistiaga creó en Donostia, junto a la también artista Esther Ferrer, el Taller de Expresión Libre (TEL) o la Academia de los jueves, que se mantuvo activo entre 1963 y 1969. Abierto a niños y niñas de 5 a 15 años, en el que ellos mismos decidían en libertad y se responsabilizaban del formato y tema de su trabajo, con objeto de que tropezaran con preguntas para abordarlas en diálogo con el educador/a. Oteitza pensaba que el TEL debía ser el punto de partida para un proyecto vanguardista y renovador a gran escala.

Recordamos la singular participación de Sistiaga en la Escuela Experimental de Elorrio, experiencia que coincide en el tiempo con la creación de las ikastolas, con planteamientos pedagógicos similares. Desde el convencimiento compartido con Oteitza de que cada cultura debe recuperar su tradición estética y necesita de una investigación distinta que permita renovar su sensibilidad, Sistiaga impulsó el proyecto de Elorrio a partir del conocimiento de metodologías innovadoras, pedagógicas concretas y su praxis.

A pesar del ingente trabajo realizado, por distintos desacuerdos en temas de gran trascendencia con los responsables de la Cooperativa Funcor, propietaria de los locales de Elorrio, que también financiaba el proyecto, el contrato de Esther Ferrer fue rescindido y, en consecuencia, José Antonio Sistiaga presentó su dimisión, lo que causó gran frustración en Oteitza, quien a pesar de éste y otros fracasos, como el de la Escuela de Deba, continuó teorizando con la necesidad de implantar nuevos métodos pedagógicos en la sociedad vasca.

Sistiaga sigue trabajando hasta hoy. En su obra late la idea de la naturaleza en libertad, el espontáneo lirismo y la valentía en la expresión mediante extensas pinceladas, diestra valoración de la línea y uso libérrimo del color.

Efectivamente, fruto de la inspiración de cada momento, de su gran sensibilidad, de la poética que maneja en sus obras, surge su trabajo creador pleno de movimiento, luz, tiempo y color. En ritmos sincopados, o en extensos trazos remansados, sus obras son una danza natural que se desarrolla en grandes formatos, murales de su personalísima poética.

Es célebre su reciente serie Un solo gesto, tres respuestas diferentesexpuesto en Donostia, prueba inequívoca de su maestría y genio en las etapas postreras de su carrera, dilatada y fructífera, que le convierte en ejemplo a seguir. Porque en su generosidad, modestia y sencillez, hay un camino liberador que crea espacios para nuevas poéticas, como dijo Manterola: “Sistiaga, como gran parte del arte vasco actual, es informalista, no sólo descompone la arquitectura del espacio clásico, sino incluso la forma misma”.

Al sutil atrevimiento de su trabajo, a su genio liberador y a la valentía demostrada en la transmisión de sus conocimientos artísticos, a su generosidad con las ikastolas,… dedica la federación este homenaje.

Mila esker, José Antonio!

El autor es director de la Federación Navarra de Ikastolas

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