2016/02/14 | Diario de Noticias

Ikastolak erreferentzia izan dira hezkuntza sistemaren barnean zein kanpoan Argazkia: Patxi Cascante / Diario de Noticias

PAMPLONA. La importancia de las personas. Esa es la clave en la que la Federación de Ikastolas de Navarra (NIE) ha querido basar la campaña de prematriculación que, bajo el lema Ikastolan, denok gara gu (En la ikastola, todos somos nosotros), se desarrollará del 15 al 19 de febrero. Josu Reparaz, actual director de la federación, subraya que se trata de un sistema educativo donde “cada alumno y cada alumna son protagonistas, tienen una importancia capital” y que tiene como objetivo educar a través de un modelo propio, euskaldun, pero que no deja de mirar hacia Europa.

Hace 50 años que se abrió la primera ikastola de Nafarroa, la Ikastola Uxue en Iruña, con el objetivo de ofrecer una enseñanza exclusivamente en euskera. Ante una oferta educativa cada vez más amplia, ¿cuáles son los retos que afronta actualmente?
-Las ikastolas han sido las inventoras de la enseñanza en euskera y han sido capaces de crear todo un sistema educativo basándose en una lengua que en unos casos es materna pero que, en otros muchos, es una lengua totalmente desconocida. Nuestros retos del futuro pasan por esa labor importante de educar a alumnos en euskera, con las raíces en su tierra, en su patrimonio y su cultura; pero que estén abiertos al mundo, y eso va unido a la capacidad de comunicación en diferentes lenguas. Ahora mismo, el mayor reto es desarrollar las potencialidades de cada alumno para que cada uno desarrolle lo mejor de sí mismo y que el profesor no sea una figura que dicta, sino que acompañe al alumno en ese proceso de concimiento de uno mismo.

En un año en el que el modelo D se extiende por primera vez a toda Navarra, ¿cómo justifican las ikastolas la necesidad del modelo educativo que ofrecen?
-Evidentemente, es una cuestión que considero clave en este momento. Las ikastolas no solo son centros que educan en euskera, no solo transmiten nuestra lengua, sino que tienen un modelo de educación propio que ha sido capaz de generar, durante todos estos años, una educación diferente. Una educación que integró a niños y niñas en el mismo centro educativo cuando nadie lo hacia, que implantó la enseñanza de una lengua extranjera desde Educación Infantil, que ha apostado por proyectos muy vanguardistas en educación y que ha sido referente tanto dentro del propio sistema como fuera de él.

Una de las características que destacan en la campaña de prematrículas es la dimensión europea del modelo pedagógico. ¿En qué tipo de proyectos se refleja ese carácter?
-Nuestros programas lingüísticos han sido reconocidos por diferentes organismos internacionales. En este momento, la federación navarra lidera un proyecto sobre competencias en el alumnado a nivel europeo, con socios como Finlandia, Reino Unido, Turquía... Estamos en esa labor de compartir conocimiento e innovación con otros países de referencia en educación. Es uno de nuestros empeños ahora.

Otro de los aspectos que desde su inicio ha caracterizado a las ikastolas es la implicación de los padres y madres en el proyecto educativo, ¿no es así?
-Las ikastolas son cooperativas, por lo tanto la participación de las familias es muy directa: desde ser delegados a estar en la junta rectora y decidir sobre distintos proyectos, el nivel de participación es muy alto. Este hecho es el que permite que muchos de los proyectos que nos parecen interesantes y que realmente dan respuesta a nuestro modelo de alumno y alumna sean llevados a la práctica. La libertad que tenemos nos permite ese tipo de autogestión. Siempre digo que las ikastolas somos centros que llevan adelante la autogestión educativa sostenida con fondos públicos. De la misma manera, el hecho de ver que los padres están implicados en el centro crea en el alumnado esa sensación de proximidad. Es un aspecto emocional muy importante.

Sin duda, uno de los puntos que más se valoran de los proyectos educativos es la enseñanza de idiomas. ¿Cuál es la apuesta de las ikastolas en este sentido?
-Lo que nos interesa, básicamente, es que los alumnos tengan una capacidad de comunicación completa, esto es, que sean capaces tanto de entender y crear textos escritos, como de desarrollar la comunicación y comprensión a nivel oral. Son los cuatro pilares fundamentales de nuestro proyecto. En ese sentido, hemos desterrado esas enseñanzas antiguas basadas en la memorización que hacían adquirir montones de vocabulario y normas gramaticales. Lo que hemos hecho es poner todo eso al servicio de la comunicación, que los alumnos se puedan comunicar en situaciónes ordinarias. Una lengua sirve para comunicarse, o no sirve para nada. Desde que empezamos a implantar el proyecto Eleanitz desde los ciclos de Infantil, la apuesta que hacemos contribuye a eso. Los alumnos a partir de 4 años hablan exclusivamente todo en la lengua que están desarrollando, se crean situaciones dramatizadas, cuentos... Entendemos, además, que la materia que se aprende en una lengua es aplicable a cualquier otra. Esto es, si aprendo cómo se redacta una carta en inglés, no hace falta que me lo vuelvan a enseñar en castellano, y eso nos permite que el tiempo que empleemos en cada lengua tenga una rentabilidad mayor.

En la campaña se citan diferentes evaluaciones internacionales en los que ha participado la ikastola, como es el EECL (Exámen Internacional de Lenguas). ¿Cuáles son concretamente los resultados obtenidos?
-Fue nuestra grata sorpresa. Las ikastolas que participaron en esa muestra, de 3º y 4º de la ESO, obtuvieron unos resultados altísimos a nivel de comprensión y expresión, a niveles europeos. Fue una evaluación externa realizada por un organismo internacional oficial, y nuestra satisfacción fue muy grande, la confirmación de nuestra apuesta por un programa comunicativo.

Hablamos del proyecto educativo de la ikastola como unidad pero en Navarra son 15 las ikastolas que hay. ¿Responde cada una de ellas a una realidad diferente?
-Sí, son 15 ikastolas y 15 realidades absolutamente diferentes. Tenemos ikastolas en Iruña, tenemos ikastolas en zonas muy rurales como pueden ser las de Viana, Lumbier... Ikastolas en zonas vascófonas como puede ser la ikastola de Bera, la de Etxarri y la de Lesaka. Y también tenemos ikastolas en zonas no vascófonas como Zangoza o Tutera. Por lo tanto, la realidad es muy diversa y los propios tamaños de las ikastolas varían: desde las de cuatro líneas con 1500 alumnos a ikastolas que no llegan a los 70. Hay grandes diferencias de composición, pero lo que las une es el carácter cooperativo y esa capacidad de ser solidarias entre ellas, de apoyarse mutuamente. Esa es nuestra gran fortaleza. Son valores que queremos transmitir a nuestro alumnos y alumnas y también, por qué no, al conjunto de la sociedad.

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